Villa es historia del Valencia CF
Hace una semana el Valencia CF anunció que en los prolegómenos del partido ante el Barça de la 12ª Jornada de la Liga, se llevaría a cabo un homenaje a David Villa. Un homenaje que se le quiso hacer antes de la pandemia pero que el COVID ha retrasado más de dos años.
Ese anuncio de lona en Mestalla, que será desplegada junto a Kempes y Claramunt, provocó un debate en las redes sociales sobre si Villa era leyenda o no del Valencia CF. Se leyeron comentarios y opiniones de todos los tipos, pero me sorprendió que algunos que se hacen llamar a si mismos historiadores, incluso que escriben libros sobre el Valencia CF, afirmaran con frialdad que Villa no era leyenda. Que era un gran jugador pero que su palmarés en el club no le hizo convertirse en leyenda.
Las redes sociales aguantan cualquier debate que le eches porque la pantalla ofrece un escudo que otorga una protección que le hace impune para decir cualquier barrabasada y quedarse tan ancho. Todos sabemos de todo en las redes. Y lo expresamos sin complejos, porque siempre viene alguien a darnos una palmadita en la espalda con la que nos reconfortamos y ya sentimos que tenemos razón. Y lo siento pero no, no es así. Respetando cualquier opinión, me acojo a la gran frase de Juanma Lillo: ‘Las opiniones son todas respetables, pero no todas tienen valor’.
Villa es una leyenda en mayúsculas. Villa es el quinto goleador histórico del Valencia CF. Jugó 219 partidos oficiales y firmó 128 goles. Es decir, Villa te aseguró más de un gol cada dos partidos. Es decir, lo de Villa en el Valencia CF fue una locura absoluta. Hoy en día Villa hubiera supuesto un traspaso de 100 millones de euros porque en su momento era uno de los tres mejores delanteros de Europa.
Recuerdo perfectamente el verano de su fichaje y como Subirats acertó de lleno pagando la cláusula de 12 millones de euros para que jugara en Valencia en el que ya estaba Di Viao y para el que también fichó a Kluivert. Era la época de las presentaciones y tengo el recuerdo de acudir a la de Villa en Mestalla. Villa llegó a aquel acto con un rosario colgado a modo de cadenita y quizá suene pedante, pero tuve clarísimo que iba a triunfar.
Me pasé el verano convencido de que era el delantero. Lo recuerdo como si fuera ahora. Aquellos veranos en ‘El Picazo’, en Cuenca, rodeado de madridistas a los que les decía que teníamos a Villa. Fue el preludio de los siguientes veranos en los que ellos querían a Villa a toda costa, pero nunca lo terminaron de fichar, pese a que estuvo muy cerca varias veces.
Hablar de leyendas en el fútbol es complicado porque cada uno ubica las leyendas en su espacio tiempo. Seguro que para mi padre no tiene el mismo peso Claramunt que Baraja, porque pese a que Baraja vino más tarde y para mí es mi referencia absoluta, para él Claramunt era de casa y le recuerda a su primera Liga. Eso sí, hay jugadores que no se discuten y Villa es uno de ellos.
El asturiano se convirtió por méritos propios en una leyenda del club. En un goleador imparable que además dejó 7.000 millones de pesetas en la caja del club cuando la situación, como casi siempre, estaba al límite en los números.
Héctor Gómez / "Tribuna Deportiva"