"No se puede vencer a los Dioses"

Jugadores del Sevilla celebran la Europa League 22-23
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En una de las historietas de Astérix y Obélix, concretamente en ‘Las doce pruebas’, César recibía el mensaje de uno de sus centuriones; habían perdido una nueva batalla. Reunido con su consejo, uno de sus asesores le dice “quizás sean Dioses, y no podemos vencer a los Dioses”. Pues similar sensación tienen que vivir los rivales del Sevilla en la Europa League. La Roma de Mourinho lo ha intentado de todas las formas y medios. Siendo más intenso en la primera. Tirando del manual de triquiñuelas cuando las piernas de sus jugadores no le daban. Teniendo un balón al larguero en el último instante de la prórroga. Ni en los penaltis. El idilio del Sevilla con esta competición continúa. Es más, ha sido ella la que ha venido a rescatar a un equipo que dibujaba una temporada horrible, y no solo le ha dado la alegría de un nuevo trofeo sino que le da otra oportunidad en la Champions.

La Roma empezaba mejor y Dybala disfrutaba de una primera antes de su gol. No habían muchas llegadas pero los romanos mostraban mejores sensaciones. Mordían más en el centro del campo. Rakitic se confió en una de esas y Dybala, esta vez sí, ganaba el duelo con Bono. Los minutos posteriores fueron de incertidumbre, de saber si los de Mendilibar iban a reponerse porque el noqueo de los italianos era visible. Pero los rojiblancos crecieron. Incluso el gol en contra podría decirse que les sirvió para recordar lo que es este plantel del técnico vasco. Un equipo que no  masajea en demasía la pelota en el centro. Que rápidamente busca la banda para hacer daño. Que los centros son una constante y que las segundas jugadas les hace ganar terreno y dominio. Y eso fue lo que le bastó para terminar la primera parte con la sensación de que el empate se podría lograr.

Después, Mendilibar, ese técnico tan poco experimentado en estas lides, tan ‘Nobel’; ese entrenador tan normal en su discurso, le dio la vuelta al partido con los cambios. Entraron Suso y Lamela y nada fue igual, sobre todo por la aportación del gaditano. Y en uno de esos centros desde la banda derecha vino el gol en propia meta. Lo más difícil estaba hecho, y ahora quedaba rematarlo.

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Vino la prórroga cuando el Sevilla dominaba. El banquillo romanista embarraba el paso de los minutos y a los jugadores, de los dos equipos se le notaba el cansancio. La Roma tuvo una última, pero la bola se fue al larguero de Bono que también fue protagonista durante el partido. 

Ya solo quedaba encomendarse a la suerte de los penaltis, o a Bono. El meta marroquí, después de su gran Mundial, decía que en las tandas no estudiaba a sus rivales, se limitaba a seguir su intuición y ésta le hizo parar dos penaltis y ser el héroe de la tanda. El meta le dejó a Montiel el honor de hacer que la grada se volviera loca, con algo de pausa porque su primer lanzamiento lo falló pero Rui Patricio se adelantó y se tuvo que repetir. El argentino no desaprovechó la oportunidad de, al igual que en el Mundial que ganó Argentina, entrar en la historia como el autor del penalti que le dio la séptima Europa League para el Sevilla.

Fue un emperador sevillano, Marco Ulpius Traianus, Trajano, conocido como un gobernante benevolente, quien ganó tres grandes conflictos contra los dacios. Eso hizo que el Imperio romano alcanzara su máxima extensión hasta esa fecha. Ahora es el Sevilla quien impide que Roma avance, y es quien amplía su territorio hasta siete entorchados europeos, hasta la fecha. Nervión vincit.

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