El equipo que no deja de perdonar
A los atléticos les queda la vieja ley no escrita del club: Al Atleti hay que quererle cuando menos se lo merezca, porque es cuando más lo necesita. El equipo que nunca dejaba de creer ha mutado en el equipo que no deja de perdonar y los problemas crecen. Atrás y arriba. Si el fútbol se decide en las áreas, el Atleti fracasa en las dos. En la propia representa el caso del increíble equipo menguante. De ser una roca en defensa, a ser una congregación de las hermanas carmelitas. De no conceder nada, a regalar todo. De muro impenetrable, a caricatura donde cada centro lateral es medio gol. A eso hay que añadirle algo aún peor, su falta de pegada. De vacunar con frecuencia a no hacerle gol a nadie. De necesitar tres ocasiones para facturar dos goles, a ser una escopeta de feria que necesita veinte remates para hacer un triste gol. El Atleti que no deja de perdonar, no tiene perdón.
Todos miran al banquillo y todos culpan a Simeone. Si fue el máximo culpable de los éxitos, es lógico que sea el gran culpable de los fracasos. Hay quien pide la dimisión del Cholo, quien se llena la boca hablando de fin de ciclo, quien pide su destitución, quien no entiende sus cambios, quien critica todas sus decisiones y quien está convencido de que, cuando Simeone se vaya, Morata será Van Basten, Correa sera Platini, Giménez será Beckenbauer y Koke será Zidane. Pasen y pónganse cómodos. Al fondo siempre hay sitio. La realidad es que Simeone atraviesa el peor momento desde que llegó. Es sencillo. Es descubrir el fuego. Hay jugadores que ya hace tiempo que no están y no pueden seguir jugando si se quiere revertir la dinámica. Cosa del entrenador. Y si se empeña en seguir poniendo a jugadores que ya no responden, la situación irá a peor. Eso es lo que se le imputa a Simeone.
Después, hay otras cuestiones que están fuera del radar de Simeone. O mejor dicho, fuera de las competencias de cualquier entrenador, se llame como se llame. Que haya gente que defienda como alevines y gente que remate a portería como benjamines es algo que no puede controlar un entrenador, por más que entrene, motive y explique. El Atleti no tiene gol. Se fue de Champions haciendo el ridículo por este motivo y no acabará entre los tres primeros si sigue fallando lo que no se puede fallar en Liga. A Simeone se le puede culpar de que el equipo no funcione. Correcto. El asunto está en que la crítica con el Cholo ya está alcanzando unos niveles que rozan la histeria. Cuando ganaba, al Cholo se le pedía ganar la Champions, la Liga, la Copa, la NBA, Roland Garros y el Masters de Augusta. Ahora que no gana, se le pide que pare, que defienda, que pase y que remate a puerta de una manera decente. Si algún día se va, se acabará el paro en este país, bajará la cesta de la compra y se terminarán las hambrunas del tercer mundo.
Simeone es culpable. Sí. El máximo culpable. Por no dar con la tecla, por no convencer a este grupo de que está haciendo el gilipollas y por seguir apostando por jugadores que ya no están. Eso sí, de lo que no es culpable es de que el club se siga debilitando, de no tener nunca centrales sanos o no sancionados, ni de tener jugadores que cuando rematan a puerta, apuntan a un farol y matan a una vieja. Que hablen ahora los que llevan años contando el cuento de cada verano, el de "la mejor plantilla de la historia". El campo no miente. Este grupo está asustado, se ha olvidado de defender, no enlaza cinco partidos sólidos y no le mete un gol ni al arco iris. Esta es la realidad. Una que no se puede ni se debe esconder.
Falta saber si el grupo tendrá la dignidad necesaria de hablar menos y correr más. Falta saber si este club, propenso a la autodestrucción, será capaz de ponerse en pie. Falta saber si la afición del Atleti será capaz de consumar la peor tragedia que podría vivir ese club, permitir que el señor que les hizo felices salga mal de la que siempre será su casa. Y falta saber si entre tanta frustración, mal rollo e impotencia, la tribu tendrá claro que al Atleti hay que quererle cuando menos se lo merece, porque es cuando más lo necesita.