Cuando lo barato sale caro

Ferran Torres Stefan Savic Atletico Madrid Barcelona 2022-23
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El Atlético es víctima de sí mismo: malvive en ambas áreas y necesita fichar con urgencia

En boxeo, manda la pegada. En fútbol, el gol. A un boxeador que sólo tiene corazón sólo le espera una paliza. Y a un equipo que no tiene gol, lo único que le espera es frustración. El Barça, que se presentó sin pegada y sin el gol de Lewandowski, le dio para sobrevivir jugando 20 minutos como le gusta y el resto, como suele hacerlo el Atleti. Y el Atleti, que se presentó con todo lo que tiene pero no tiene gol, jugó 70 minutos como le gusta al Barça y 20 como nos tiene acostumbrados esta temporada. Sí, el Atleti mereció más, pero los goles no se merecen, se marcan. Y el Atleti, que le puso todo el corazón del mundo, uno con el que estaría mucho más arriba, se estrelló una y otra vez con su realidad. No tiene gol.

Para este Atleti, convaleciente y con más agujeros que el 'Prestige', ganar no era lo importante. Era lo único. Y perdió. Esa es la realidad. Está a 14 puntos del líder en 16 jornadas, está fuera de Champions y no le da ni para Europa League. Y más allá de brotes verdes ilusionantes, como la irrupción de Pablo Barrios, el regreso de la potencia de Marcos Llorente, un Griezmann todocampista que hace todo bien pero ha perdido gol, o la tenue recuperación de Molina, el Atleti es víctima de sí mismo. Por más que Simeone empuja, reinventa y readapta, los defectos del equipo se ven a kilómetros. Este Atleti es un equipo deconstruido. Mientras el periodismo insiste en la estupidez de que esta es la mejor plantilla de la historia, el campo dice justo lo contrario. El equipo es un gigante con pies de barro. No tiene gol, tiene 'overbooking' de mediapuntas, tiene una defensa de mantequilla, tiene una plantilla completamente desequilibrada y es una colección de cromos caros desubicados. Tiene plantilla para andar por casa y quedar entre los cuatro primeros, pero no le da ni para pelear títulos, ni para codearse con los grandes de Europa. Hace años que el club paga salarios de jugadores diferenciales a futbolistas que no lo son o han dejado de serlo. Hay que abrir la ventana. Huele a habitación cerrada. Hay gente que sobra. Lo ve un ciego.

Hace meses que Simeone intenta casi todo sin salirle casi nada, el vestuario malvive en mitad de una mediocridad aplastante y el público pide a un equipo que no responde. Sí, el Atleti mereció más ante el Barça. Y sí, de haber jugado así el resto de partidos de la temporada, probablemente el Atleti estaría en la pelea por el título y no habiendo dimitido de esta Liga en enero. La realidad no se puede edulcorar. El Atleti es víctima de una nefasta planificación, necesita centrales como el comer y necesita un señor que haga goles. Suspende en las dos áreas. En la suya, regala mucho. Y en la ajena, perdona todo. Y a un equipo que no tiene contundencia, solo le espera sufrimiento. Y el Atleti no la tiene. Hace meses que necesita centrales. Y hace año y medio necesita un tipo que haga goles. El Atleti empieza a ser un mal negocio. Urge fichar. El campo no miente. Y lo barato sale caro.

Rubén Uría

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