Joan Laporta parece mirar a Xavi Hernández, como el que presiona sólo con los ojos, de manera implícita. Y el entrenador parece estirar una respuesta: quiere ganar más tiempo para convencerse y convencer. El dilema, por más que se esconda de puerta hacia dentro, hace tiempo que está saliendo a luz de puerta hacia fuera en un Barcelona donde la economía aprieta: ¿qué se debe hacer con Ansu Fati?
Es un dilema lleno de justificaciones razonables. Ansu tiene un talento especial, destreza pura que logró demostrar en sus primeros partidos en el club. Por algo debutó a los 16 años, por algo sigue siendo el jugador más joven en hacer un gol en la historia del club en LaLiga, por algo es el más joven en marcar un tanto en la historia de la Champions League y por algo heredó la pesada camiseta 10 de Lionel Messi. Ahora bien: ese “algo” que encandilaba, hoy, está apagado.
¿Qué pasaría si Ansu termina siendo vendido, recupera su nivel y triunfa en su nuevo equipo? Nadie desea asumir esa responsabilidad de dejar ir a una de las mayores promesas que regaló La Masía en los últimos años. Laporta aseguró que sobre el futbolista bisauguineano decidirán los entrenadores. En LaLiga 2022-2023, el jugador participó en 37 partidos, 24 ingresando desde el banquillo, sumando un total de 1.380 minutos jugados.
Xavi, claro está, le dio la posibilidad de mostrarse, pero no fue tan aprovechada por el protagonista. El delantero quiere quedarse: tiene contrato hasta 2027. Su agente, Jorge Mendes, un hombre al que no le faltan contactos y facultades para negociar, sigue buscando alternativas y moviendo sus hilos.