Están cambiando las cosas para Ferran Torres. No es ni mejor ni peor que hace un par de meses, pero está alejando críticas y eso no es poco.
Habituado a que le den palos de todos los tamaños, muchos injustificados, el atacante de 23 años (Foyos, Valencia, 29 de febrero de 2000) empieza a hacer lo que cualquier delantero debe hacer para callar a sus detractores: goles.
Podría ser una racha, un momento ocasional, o el nivel de los rivales a los que ha marcado en este inicio de curso. Eso está por verse. Pero también hay aspectos psicológicos, físicos y deportivos que le están ayudando a tener más éxito.