Una caída libre que no se detiene

La crisis de México cada vez se agrava más y no se vislumbran cambios que puedan cambiar la tónica.

México firmó un rotundo fracaso en Qatar 2022. Con cuatro puntos sumados, quedaron eliminados en la fase de grupos, algo que no ocurría en un Mundial desde 1978, pues desde Estados Unidos 1994, siempre se llegaba a octavos de final.

La caída en la Copa del Mundo es una raya más al tigre, como se dice popularmente. El Tricolor viene de perder con Estados Unidos dos finales, en Nations League y Copa Oro, además de que en categorías juveniles, no se irá al Mundial Sub 20 ni a los Juegos Olímpicos de París 2024.

El futbol mexicano parecía estancado al no poder alcanzar el quinto partido en siete oportunidades consecutivas, pero ahora, parece que ha dado un paso hacia atrás al ni siquiera disputar el cuarto partido.

Es un hecho que el Tata se irá, pero los problemas estructurales de México permanecen. A menos de cuatro años de la Copa del Mundo que se jugará en casa, las alarmas están encendidas y se comienza a trabajar contra reloj para consolidar un proyecto sólido y tener una participación histórica.

Muchos cambios deberá haber a partir de enero, tanto a nivel directivo como en la cancha. Un necesario cambio generacional deberá venir y las vacas sagradas deberán dar un paso al costado. Un golpe en la mesa debe de darse y sacudir todas las áreas para que las cosas cambien, pues de lo contario, la caída libre no parará para México.

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