Para sentir y querer, antes debes entenderlo
"Para sentir y querer este club tienes que entenderlo y en el momento que lo entiendes te haces parte o no de este club. Esta gente de ahí fuera, la afición, hizo crecer a un club maravilloso. Si no lo entendés, mejor no venir a este equipo”. El discurso de Simeone, que debería estar grabado en piedra en el Metropolitano, fue el epitafio de un cumpleaños - uno con final feliz, para romper con la tradición- del 120 aniversario del Atleti. El Cholo, el profeta de la religión cholista, dejó caer que, antes de la fe, el pico y la pala, antes de eso, está el primer mandamiento para vestir esa camiseta. Para jugar en el Atleti, para sentir y querer al Atleti, primero hay que entenderlo. Saber qué camiseta defiendes, tener claro para quién juegas, saber a quién representas, involucrarte en el crecimiento del club, honrar la camiseta y preguntarse siempre qué puedes hacer por el Atleti y no qué puede hacer el Atleti por tí.
En los años de plomo, en plena era AC - antes del Cholo-, muchos futbolistas entraron en el Atleti, pero el Atleti jamás entró en ellos. Fichaban sin saber a qué club llegaban, ni tener claro a qué pertenecían ni para quién jugaban. Si triunfaban, hacían las maletas. Y si no, chapoteaban en la mediocridad y vegetaban hasta consumirse. El Atleti era una estación de paso, un trampolín, una agencia de compra-venta de jugadores. Eso, poco a poco, está cambiando. Queda trabajo por hacer y mucho por mejorar, pero el Atleti está en la senda correcta. Tiene un vestuario sano y unido. Uno en el que conviven chicos que mamaron el Atleti desde la cuna, con otros que no nacieron del Atleti, pero se comportan como si lo fueran de toda la vida, porque ya son atléticos de adopción. Siempre habrá una excepción a la regla, pero ahora mismo, la realidad del Atleti es que los que estaban quieren quedarse y los que llegan no se quieren ir. Algo tiene el agua cuando la bendicen. Son una familia, saben qué camiseta llevan y para quién juegan. Un pequeño paso para ellos, uno gigante para el futuro del Atlético de Madrid. Que ese compromiso y esa familia dure 120 años más.
En pleno cumpleaños, Simeone recordó el gran secreto del Atlético de Madrid. Su esencia a lo largo de estos 120 años. Para sentir y querer este club, antes debes entenderlo. Que nadie lo olvide. Ni los que están dentro, ni los que se vayan, ni los que vengan. Al fin y al cabo, el Atleti no es un equipo de fútbol, es una misión de vida. Una cadena sentimental. Si hay familia, hay grupo. Si hay grupo, hay equipo. Y si hay equipo, si conecta la afición y sabe representarla, entonces hay club. Eso es el Atleti.
Rubén Uría