ENCICLOPEDIA MUNDIALISTA: Argentina gana el Mundial '78 en su dictadura más sangrienta

Mario Kempes Argentina Netherlands World Cup 1978 Final Match
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El certamen, que coronó a los de casa, fue una pantalla política del gobierno militar defacto; Kempes y Cía. frustraron otro sueño holandés.

“... el del ´78 que pasó a la historia junto con los Juegos Olímpicos de Hitler y el Mundial de Mussolini como una de las mayores manipulaciones políticas que se han hecho en la historia ”, por Juan José Sebreli , sociólogo argentino.

Más allá de los amaños y de toda la historia oscura que se esconde tras el fútbol y los mundiales, el Mundial de Argentina 1978 fue el más sangriento e hipócrita de la historia. Fue la propaganda de un gobierno de facto -al mejor estilo Goebbels- que escondió tras él y la ingenuidad de un pueblo, gran parte de la historia negra de los argentinos.

No es comparable siquiera con los arreglos deportivo-políticos que promulgaron la grandeza de algunos seleccionados como el de Italia en el 34 e Inglaterra en el 66. Mientras el seleccionado argentino disputaba la final que lo consagraría ante Holanda , a metros del estadio Monumental, en la ESMA (Escuela Superior de Mecánica de la Armada) ocurrían las peores torturas de un genocidio llevado a cabo por los militares argentinos entre 1976 y 1983 que finalizaría con 30.000 desaparecidos.

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ASÍ EMPEZÓ LA HISTORIA DE LA COPA DEL MUNDO

Fue una atrocidad avalada en parte por el mundo, pero sobre todo por los argentinos que ingenuamente creyeron la propaganda política del gobierno más cruel y cínico de su historia. La situación era sabida fuera del país, y Francia comenzó un boicot a aquel Mundial, aunque finalmente acudiría a la cita. El presidente de la Confederación Brasileña de Deportes (C.B.D.), el almirante Helenio Nunes , declaró sobre la dictadura argentina que: "Tal vez sea la mejor garantía de la Copa del Mundo en Argentina.”

Incluso, cuando el 26 de marzo de 1976 arribó a Buenos Aires una comisión de la FIFA para inspeccionar las obras realizadas en vistas al mundial, el encargado de dicha inspección Hermann Neuberge -SS en los tiempos de Adolf Hitler- dejó en claro los fines de la FIFA: "El cambio de gobierno no tiene nada que ver con el mundial. Somos gente de fútbol y no políticos". El presidente de la FIFA, Joao Havelange, lo confirmaría: "... la Argentina está ahora más apta que nunca para organizar el mundial".

Mientras en la Argentina, uno de los miembros de la Junta de Gobierno, Massera desafiaba al pueblo argentino en pos de una unión nacionalista: "La realización del torneo mostrará al mundo que la Argentina es un país confiable, capaz de grandes emprendimientos, y ayudará a contrarrestar los pronunciamientos en contra que nos llueven desde todo el planeta".

Durante el torneo se realizaron más de quince ataques militares; desaparecieron al menos cuatro miembros del Partido Comunista argentino; explotaron bombas en varios puntos del país, y la policía le lanzó gases lacrimógenos a unos fieles que salían de una iglesia luego de la celebración de la misa por el cuarto aniversario de la muerte del ex presidente argentino Juan Domingo Perón.

Todo ello silenciado por una prensa que tenía prohibido criticar a su seleccionado y a su entrenador… solo algunos puertas adentro, como el tal vez más grande periodista argentino de fútbol  Dante Panzeri , cuando publicó en noviembre del 75 en la Revista Chau Pinela : "El Mundial del ´78 no se debiera realizar en Argentina por las mismas que un hombre que no tiene dinero para ponerle nafta a un Ford T no debe comprarse un Torino. Si lo hace es porque a alguien le está robando...Todos los orígenes doméstico-infantiles de nuestros acostumbramientos a vivir afanándonos a nosotros mismos, determinan que queramos hacer el Mundial del ´78, aún a sabiendas que nos va a ir muy mal, especialmente si lo ganamos. Porque lo vamos a ganar al estilo del Martín Fierro y el Viejo Vizcacha , o de Bairoleto y el Pibe Cabeza , delincuentes comunes con los que ya tenemos fabricado el mito de la delincuencia bondadosa, que también apoya el acostumbramiento nacional a robarnos a nosotros mismos...".

La inauguración fue un paripé más de lo que se venía ocultando en el seno del país. El presidente defacto Jorge Rafael Videla condecoró a Joao Havelange y el presidente de la FIFA retribuyó con palabras: "...Por fin el mundo puede ver la verdadera imagen de Argentina...". Y el presidente defacto en otra muestra de cinismo promulgó en su discurso inaugural, "...la paz entre todos los hombres...". El Papa desde el Vaticano enviaba su bendición al Mundial de la dictadura.

Mientras la ceremonia de inauguración se efectuaba en el estadio Mundialista, Ronnie Hellstrom , portero de Suecia , estaba caminando en la pirámide de la Plaza de Mayo junto con las Madres que reclamaban por sus hijos: "Decidí hacerlo porque era una obligación que tenía con mi conciencia".

Argentina y la fiesta inaugural

Cuando finalizó el acto inaugural, todos los integrantes del seleccionado holandés también se le unieron en la marcha en la Plaza de Mayo junto a las Madres . Ninguna de las fotos tomadas en esa oportunidad por los fotógrafos pudo ser publicada en ningún medio gráfico o televisivo.

El mundial fue la confirmación deportiva de todo lo que había que ocultar. Con un entrenador, Julio César Menotti , afiliado al PC argentino y por el cual los militares pedían su cabeza por un lado, y por el otro le consideraban intocable como funcionario del Proceso. Un equipo que salió al campo de juego en cada partido a matar, sin la conciencia de lo que sucedía a su alrededor (la plantilla estaba formada por todos jugadores del ámbito local, salvo Mario Alberto Kempes ).

Días antes del debut argentino en el mundial, el presidente defacto Videla citó al entrenador y a los jugadores de la selección local, y al mejor estilo Benito Mussolini les reiteró la importancia que tenía para la imagen del país en el exterior que la Copa del Mundo quedara en casa.

En lo deportivo quedará el recuerdo del gol fallado por Cardeñosa para La Furia española ante Brasil , y también que la Argentina superó los escollos porque tenía materia prima para hacerlo. Contaba con jugadores de jerarquía que venían trabajando juntos hace ya largo rato, e incluso el entrenador se dio el lujo de dejar fuera de aquel Mundial a un naciente y brillante Diego Maradona. Sin embargo, sobre el equipo también arreciaron las sospechas, desde el partido inaugural en adelante.

En una entrevista en Inglaterra el entrenador del seleccionado de Hungría declaró: "Todo, aún el aire, favorecerá a Argentina. Estoy seguro que los árbitros les obsequiarán un par de penales. El éxito del equipo argentino es finalmente muy importante para el torneo".

Sobre el partido frente a los franceses, Ricardo Petracca , por entonces presidente de Vélez Sársfield e integrante de la Comisión de Estadios en el Mundial ´78, declaró: "... el mundial fue una farsa, un circo para tapar lo que estaba pasando, además se le ganó a Francia con un penal -cometido por una mano dudosamente intencional del jugador francés Tresor - que sólo se les cobra a los locales". Pero Argentina caería ante Italia , perdería la localía en Buenos Aires y jugaría en segunda fase el Grupo de la Muerte con Polonia , Perú y Brasil .

Al llegar igualados en puntaje al último encuentro de la segunda fase de grupos, el almirante Nunes, presidente de la Confederación Brasileña de Deportes, y Coutinho , entrenador carioca , protestaron ante el comité organizador para que los partidos de Argentina-Perú y Brasil-Polonia se disputaran en el mismo horario. La propuesta fue desestimada y la Argentina jugó el encuentro sabiendo la cantidad de goles que necesitaba para pasar a la final.

Y llegó el partido más sospechado de todos. Argentina enfrentaba a Perú con la necesidad de convertir al menos cuatro goles para clasificarse a la final. El partido finalizó con un rotundo 6 a 0 a favor de los gauchos.

Luego trascendió la versión de que el gobierno argentino habría negociado el partido con sus pares peruanos, a la semana del partido varios barcos cargados con 35 mil toneladas de trigo partieron hacia Lima, y el gobierno peruano, presidido por el dictador Francisco Morales Bermúdez , recibió un préstamo por parte de Argentina de 50 millones de dólares sin interés, todo esto como marco del Convenio Sobre Ayuda Alimentaria, también se pagaron grandes sobornos a funcionarios peruanos desde cuentas manejadas por la Armada argentina.

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Pero el resultado ya tenía una firma, ya se sabía que se iba a dar. Prueba de ello fue que cuando Argentina le convirtió el cuarto tanto a Perú, el clasificatorio, estallaba una bomba en el despacho de Juan Alemann , Secretario de Hacienda de la dictadura, que había cuestionado los gastos del torneo –se iban a gastar 70 millones de dólares y finalmente fueron 800 kilos-. Ya le había respondido el militar y vicepresidente del EAM Ente Autárquico del Mundial, Carlos Alberto Lacoste : "Después no se quejen si les ponen una bomba." Lacoste forjaría una extraña amistad con Havellange que lo llevaría a la vicepresidencia de finanzas de la FIFA.

Se dijo que se transfirieron grandes sumas de dinero a varios dirigentes peruanos desde la cuenta corriente de la marina argentina. Sin que una cosa quite la otra, también se comentó que había un pozo a repartir entre los futbolistas peruanos de 250.000 dólares si perdían por más de cuatro goles.

Y el peruano Chumpitaz, recuerda la visita del dictador argentino Videla al vestuario de la visita previo al partido: "... nos sorprendimos cuando nos dijeron que nos iba a hablar Videla. Se paró frente a nosotros y nos dio un discurso en el que se llamaba a la hermandad latinoamericana y nos deseaba suerte. Yo no lo tomé como una presión, aunque después de lo que nos habían dicho las organizaciones de derechos humanos, Videla aparecía como un personaje que nos daba un poco de miedo...". El dictador cerró su discurso de hermandad con la frase: " Latinoamérica los está observando...".

El soborno no fue sólo argentino. Los peruanos Chumpitaz y Manso reconocieron que los brasileños los incentivaron con 5 mil dólares para cada uno y unas vacaciones en Itaparica si ganaban, empataban o perdían por menos de cuatro goles de diferencia.

En una final del mundo vibrante, los de casa vencieron por 3-1 en tiempo suplementario. El Matador Kempes adelantó a la Argentina pero faltando sólo ocho minutos para el final empató la visita a través de Nanninga. Cuando se cumplía el tiempo reglamentario y el partido seguía 1-1, Robby Resenbrink -autor del gol número mil de los mundiales- cabeceó un balón al palo que hizo respirar al portero Fillol, el pueblo argentino y la Junta Militar... En el tiempo suplementario Argentina arrasó con Holanda, Kempes y Bertoni sellaron el resultado final.

Kempes celebra ante Holanda .

El líbero y capitán del seleccionado holandés, Ruud Krol , al término de la final explicó: "Fue una lucha entre hombres, perfectamente limpia". Aunque se habló de que durante todo el torneo el conjunto argentino tenía una amnistía con el control antidóping, al cual no eran llamados…

A la hora de recibir los trofeos, los jugadores holandeses no estuvieron presentes para que les hagan entrega de sus medallas de plata en conmemoración de su segundo puesto logrado en el campeonato. Ellos se negaron a darles la mano a los jefes de la dictadura argentina.

Cuando la selección argentina ganó el mundial, el gobierno defacto del general Videla, utilizó con fines propagandísticos las imágenes de un Mario Kempes antes los defensores holandeses en la final. Incluso el presidente golpista dio un discurso en donde se refería a la Argentina como: “ una Nación que en plenitud de su dignidad, se ha encontrado consigo misma .”

El Mundial sirvió a la Argentina para hacer obras como sus estadios e incluso el canal de televisión estatal que fue el encargado de transmitirlo (ATC, Argentina Televisora Color) al mundo. Dejó también la duplicación de la deuda externa, consolidó el mandato de la dictadura militar a través de la propaganda exitista y nacionalista, y por sobre todo, ocultó las atrocidades del gobierno defacto que dejó al país con 30000 desaparecidos con inclinaciones ideológicas distintas y le hizo perder toda una generación de dirigentes políticos que al día de hoy no ha podido recuperar.

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