El regalo de mi padre

Griezmann
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Rubén Uría explica sus motivos para ser del Atleti

Ayer estuve en Salamanca con unos estudiantes de periodismo. Al llegar al hotel, un señor se cruzó conmigo y me preguntó: “Uría ¿por qué eres del Atleti? A mí me gusta el fútbol para disfrutar, no para sufrir”. Me sacó una sonrisa, le dije que soy del Atleti por mi padre. Y después del partido ante el Madrid, he vuelto a pensar en por qué soy del Atleti. Si el fútbol es el mejor relato de la vida, mi padre me hizo un regalo maravilloso: me inoculó un veneno que me preparó para ser minoría, para vivir en campo contrario, para superar la dificultad y nadar contra corriente, incluso cuando tienes ganas de abandonar. Ser del Atleti es renegar el carné mil veces, maldecir otras tantas y gritar desesperado a la televisión, es querer ganar cuando sabes que lo normal es perder y es comprender que Rocky tiene razón: hay que avanzar sin dejar de soportar los golpes. Así es como se gana. 

Ser del Atleti es montarte tu particular lista de ‘Juego de Tronos” con Ceferin, Clattenburg, Gil Manzano, Soto Grado y una lista interminable de cuyos nombres preferirías no acordarte, para, después del calentón saber que, aunque el cuerpo te pida visitar “La Llorería”, prefieres seguir luchando para tener una oportunidad, otra oportunidad, solo una oportunidad más, para volver a pelear y superar al enemigo. Ser del Atleti es equivocarte en el amor cien veces y volver a intentarlo mil más, aunque te hayan partido el corazón más veces de las que puedes recordar. Ser del Atleti es ir con tu camiseta al colegio, después de haber perdido, sin importarte lo que diga cualquier abusón, con el orgullo intacto y la ilusión de que un día ganarás. Ser del Atleti es comprender que no llueve eternamente, que después de cada tormenta siempre llega la calma y que no importa lo que el Atleti haga con su vida, sino lo que hace con la tuya. Ser del Atleti consiste en apartar el cáliz del malditismo y el pupismo, sobreviviendo a cualquier derrota, por más dura que sea, porque sólo pierde el que deja de intentarlo. Ser del Atleti es saber que tu verbo favorito no es ganar, sino insistir. 

Ser del Atleti es perder todo cuando lo tenías ganado y ganar cuando todo lo tenías perdido. Ser del Atleti consiste en levantarte de cada paliza aunque no te queden fuerzas ni ganas de hacerlo. Ser del Atleti no es maravilloso, ni romántico, ni heróico. Es ser un ‘drogata’ de una ilusión: hacer posible lo que el mundo te dice que es imposible. Ser del Atleti es vivir siendo adicto a una pasión inexplicable. Ser del Atleti es ser ‘yonqui’ de una esperanza que te mata y te da la vida. Ser del Atleti es saber que la historia la escriben los vencedores y el tiempo siempre da voz a los vencidos. Ser del Atleti no es preguntar a tu padre por qué somos del Atleti, sino agradecer a tu padre el regalo que te hizo.

Rubén Uría

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