El mundo reza por el regate final de Christian Atsu, desaparecido tras el terremoto de Turquía

El futbolista, que marcó un importantísimo gol para el Hatyaspor justo unas pocas horas antes del seísmo, sigue en paradero desconocido

Una de las mejores cosas, y también de las peores, que tiene la vida, es que es totalmente imprevisible. Ya lo decía Jack Dawson, el personaje al que interpreta Leonardo DiCaprio en ese clásico que es 'Titanic', que precisamente vuelve ahora a la cartelera para celebrar sus 25 años. “Creo firmemente que la vida es un regalo y no pienso desperdiciarla. Nunca se sabe qué cartas te repartirá la próxima vez”.

El pasado domingo, por la tarde, el habilidoso extremo ghanés Christian Atsu tocaba el cielo en Turquía. Y a lo grande. El futbolista, ex de Chelsea, Newcastle, Oporto, Málaga o Bournemouth, entre otros, y que hace una década era una de las mayores promesas en bruto del balompié internacional, firmó este pasado verano por el Hatayspor, tras un año de diáspora en las filas del Al-Raed de Arabia Saudí. Allí había llegado seducido por los petrodólares, después de haber sido pieza clave años atrás en el ascenso de aquel Newcastle que regresó a la Premier League en la 2017/2018. Fue con las ‘Urracas’ cuando consiguió al fin hacerse un hueco en el fútbol inglés, tras pasar sin pena ni gloria por Bournemouth y Everton. En ambos casos, cedido por el Chelsea, club que le fichó tras lucirse en el Oporto en 2013, cuando acababa de ganar la Liga y la Supercopa de Portugal.

Pero Atsu nunca llegó a debutar en partido oficial con el primer equipo del Chelsea. Es más, se convirtió en uno de esos ‘eternos cedidos’ del conjunto londinense, donde se le veía como un extremo tan veloz y regateador como intermitente e irregular, que no terminaba de dar ese paso tan necesario en los momentos clave. Hasta que, por fin, encontró su hueco en Newcastle. Entretanto, se fue haciendo indispensable en su selección, Ghana, con la que jugó 60 encuentros y anotó diez goles entre 2012 y 2019. Ahora, en la ciudad turca de Hatay, soñaba con regresar a la primera línea del fútbol mundial. Y, por qué no, con volver a ser llamado a filas por las ‘Estrellas Negras’. “Qué bien por el Hatyaspor, que se ha movido rápido para firmar a este talento espectacular. Y muy importante (para Atsu) el volver a Europa justo ahora”, manifestó el pasado mes de septiembre Nana Sechere, el representante del futbolista, cuando se cerró el fichaje. En su mente, fantaseaba con que Atsu pudiera jugar el Mundial de Qatar 2022. No fue posible, aunque las puertas de la selección no estaban cerradas del todo.

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Un gol vital... justo antes de la tragedia

Y no lo estaban, sobre todo, gracias a chispazos del futbolista de tanta calidad como el del pasado domingo. Minuto 97. Último suspiro del trascendental partido entre el Hatayspor y el Kasimpasa, duelo directo por evitar el descenso a la Segunda División turca. No queda tiempo. Última jugada. Falta lateral. Atsu, que ya es ‘perro viejo’ en esto del balompié y que lleva el ‘30’ a la espalda, como los años que tenía cuando en septiembre se decidió a emprender su particular pasión turca, se la pide. Quiere marcar el que sería su primer gol en Turquía, en el momento más necesario. El jugador, que ha entrado poco antes al campo, se perfila de zurda y se atreve con un envío directo. El balón va bien, con rosca. Le bota delante a Erden Canpolat, el portero rival, que no consigue sacarlo. Para dentro. 1-0.

La locura se desata en el Nuevo Estadio de Hatay. El mediocentro Rúben Ribeiro se lanza sobre Atsu, antes de que sus compañeros les ‘cacen’ y se fundan todos en una avalancha humana. Volkan Demirel, célebre exportero turco y hoy, entrenador del Hatayspor, enloquece en el banquillo. No es para menos. El equipo acaba de salir del descenso y ha metido en la zona roja, precisamente, al Kasimpasa.

La grada también es una fiesta. Miles de aficionados se abrazan y celebran, fuera de sí. Porque a esa hora nadie es capaz de imaginar lo que pasaría en la ciudad solo unas horas más tarde. Termina el partido. Sus compañeros llevan levantan al cielo al ghanés, el héroe, al que el estadio aclama a pleno pulmón. Todo ha salido perfecto. Tras el choque, Atsu y varios compañeros más se reúnen en casa del lateral izquierdo Sam Adekugbe, que hace solo un par de meses, curiosamente, sí que jugó el Mundial, con Canadá. Cenan todos allí, celebran la importantísima victoria y organizan una partida de póker, que se prolonga hasta más allá de las 03:30 de la madrugada del lunes. A esa hora, Atsu se marcha a su casa, ubicada en la novena planta de la Residencia de los Ronesans, uno de los complejos más lujosos de la ciudad de Antioquía, en Hatay, y en el que también vive Taner Savut, director deportivo del club, y los futbolistas Burak Oksuz, Onur Ergun y Kerim Alici.

El terremoto letal

Media hora después, y a punto de irse a dormir, Adekugbe sintió un fuerte temblor. “Pensaba que estaba sufriendo un ataque de pánico. Pero, después, empecé a escuchar el caos en mi cocina. Platos y tazas rompiéndose, las estanterías por los aires. La mesa se cayó, la tele también. Ahí me di cuenta de que algo grave estaba pasando”, ha señalado Adekugbe a la cadena de televisión canadiense TSN.

Así fue. Justo en ese momento, a las 04:17 hora local, acaba de desatarse allí, cerca de la zona fronteriza entre Turquía y Siria, un violento terremoto de 7,8 de magnitud: el más fuerte en la historia del país desde 1939. Un poderoso estruendo se hace escuchar por todos los rincones de la provincia de Hatay, donde miles de edificios se derrumban a plomo, como castillos de naipes. Uno de ellos, la exclusiva Residencia de los Ronesans y a la que, por infausto mandato de la Diosa Fortuna, Atsu acaba de llegar.

Los servicios de emergencia se ponen en marcha con celeridad. Pero no dan abasto: la desgracia es total en Hatay y en muchas otras regiones de Turquía. La preocupación crece en el Hatayspor, por el gran número de miembros del club que viven en la Residencia de los Ronesans. Aunque llegan las primeras buenas noticias: Ergun y Oksuz son rescatados con vida de entre los escombros, igual que otros trabajadores de la entidad que también viven allí. Y Alici consigue salir por su propio pie. Aunque no hay rastro de Atsu ni de Taner Savut, el director deportivo.

Christian Atsu Newcastle

Pero todo cambia de golpe. El diario portugués ‘A Bola’, uno de los más destacados del país luso, publica que Atsu ha sido encontrado con vida y que ha sido trasladado a un hospital cercano, con lesiones en la pierna y con problemas respiratorios. Una noticia que, en principio, confirman incluso desde el propio Hatayspor. Y que celebran desde el Málaga, donde Atsu jugó doce partidos en la segunda vuelta de la 2015/2016.

Falsas esperanzas

Aunque la situación da un nuevo giro. Gurbey Kahveci, el doctor del club, confirma horas después, en declaraciones a 'Hurriyet Turkey', que hubo un error de identificación al respecto de Atsu, y que el futbolista sigue desaparecido. Un extremo que ratifica horas después y entre lágrimas Demirel, el entrenador. “No tenemos noticias ni sobre Atsu ni sobre Savut. Y no diría esto si estuvieran en el Hospital. Estamos viviendo momentos muy duros”, acierta a decir el técnico que, apenas horas antes, celebraba con suma alegría el gol del ghanés al Kasimpasa. Lo que cambia la vida en cuestión de segundos.

Hasta el momento, la cifra oficial de fallecidos por los terremotos asciende a los 21.700. Uno de ellos es el portero Ahmet Eyup Turkaslan, guardameta del Matalyaspor, de Segunda División. También se contabilizan 79.400 heridos, mientras que miles y miles de personas siguen desaparecidas y enterradas bajo toneladas de escombros. De acuerdo con el periodista Yagiz Sabuncuoglu, la familia de Atsu ha suplicado a las autoridades que intensifiquen “aún más” los trabajos de rescate en la Residencia de los Ronesans. Su agente, Sechere, se ha desplazado a Turquía. Aunque, de momento, no hay novedades. “La situación sigue igual. Christian Atsu sigue sin ser encontrado”, acaba de afirmar el agente. En Ghana, su país, y donde el futbolista es un auténtico icono y se vuelca constantemente con donaciones y causas sociales, la tristeza es infinita. Por su parte, la SuperLiga, la Primera División turca, se ha suspendido hasta marzo. Y el Hatyaspor ha anunciado que se retira de la competición, con efecto inmediato.

Entretanto, los pensamientos de todo el planeta siguen con Turquía y Siria. Y el mundo del fútbol sueña con que Atsu, ese rápido atacante, ponga en práctica su regate final, un nuevo quiebro endiablado para buscar el milagro para él y para Taner Savut. Con que se saque de la chistera una jugada maestra como la del pasado domingo ante el Kasimpasa, que hizo enloquecer a toda la ciudad de Hatay justo antes de la tempestad. 

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