El 'crimen intolerable' del Barça

Franck Kessie Ferran Torres Barcelona Real Madrid 2022-23
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Rubén Uría analiza la victoria contracultural azulgrana en el Bernabéu

Los telepredicadores de la 'central lechera' tenían listo el pelotón de fusilamiento para primera hora de la mañana. No pudo ser. Fusilamiento aplazado. El Barça, lastrado por las bajas y apelando al más puro estilo de Diego Pablo Simeone ('Cholo quédate', risas enlatadas), pusieron una pica en el Bernabéu. El equipo de Xavi Hernández levantó un muro de hormigón armado delante de su portería y el 'tendido siete' televisivo de Florentino Pérez acabó echando espuma por la boca, balbuceando que el estilo es una mentira y que el mito del juego del Barça había muerto y enterrado. Cada quien se consuela como puede. O como quiere. El asunto está en que a fútbol se puede jugar de mil maneras diferentes, que todos los estilos con legítimos, como ya le advirtió el Cholo a Xavi, y que el Barça dio una lección de autoridad defensiva y alma gregaria en el Bernabéu, que se las prometía muy felices en la previa y acabó maldiciendo en el pospartido, como si ganar defendiendo y a la contra fuera un crimen intolerable cuando el que lo hace no eres tú y es el rival eterno.

El Madrid fue mucho ruido y pocas nueces. Agitación por aquí, hiperventilación por allá y nada de nada en el área. Pecó de una posesión retórica, tuvo la pelota por tenerla, ocupó mal los espacios, leyó mal el partido y se estrelló, una y otra vez a base de centros laterales estériles, contra la pared azulgrana. Vinicius quiso bailar y no pudo. Se hizo muy grande con Munuera Montero (otra vez) y muy pequeño al lado de Araujo (otra vez). Sin noticias de Benzema, el Madrid fue carne de meme. La derrota madridista, inesperada ante un equipo al que le faltaban sus tres mejores jugadores, se fundamentó en un dato trufado de verdad: cero tiros a portería y cero paradas de Ter Stegen. Eso sí, el madridismo se aferró, como si fuera un clavo ardiendo, al famoso estilo del Barça, como si denunciar la presunta hipocresía de Xavi convalidara con un triste gol que llevarse a la boca en un partido que no supo interpretar, ni jugar, ni ganar. Lo de siempre: consejo vendo y para mí, no tengo.

El Barça, en un partido contracultural, se llevó a gato al agua. Franck Kessié estuvo imperial, Frenkie De Jong impuso su ley con conducciones estelares y la defensa cuajó una de las mayores exhibiciones defensivas que se recuerdan en el Bernabéu. Araujo, Koundé, Balde y Alonso minimizaron, frustraron y amargaron a un Madrid que apuntaba a un farol y mataba a una vieja. El muro carnal de Xavi, un pecado capital para el madridismo de sofá y uno venial para el culé que presume de cruyffista, resistió todos los envites de un Madrid desquiciado, alocado y desnortado. El Barça, lejos de la estética que gusta en la casa, le quedó el resultado, que sabe a gloria. Y al Madrid, lejos del ardor guerrero que tanto gusta entre su hinchada, le quedó una sensación de vacío, justo esa que tienen los demás en Champions, cuando él defiende bien y aprovecha los errores de los demás. Don Fútbol. La vuelta decidirá un pleito que sigue abierto. Mientras tanto, los telepredicadores y los diarios de "todas las aficiones" insisten en que 'La Xavineta' es un invento, en que el estilo es una mentira y en que Xavi aparcó el autobús en el Bernabéu. Hipocresía, denuncian. Escándalo, comentan entre dientes. El estilo, reniegan.

La realidad es que, más allá del relato habitual de los que nunca pierden y siempre encuentran un relato para salir reforzados de cualquier derrota, el actual campeón de Liga y Champions fue incapaz de conectar un solo remate a portería en 95 minutos. No deja de tener su miga que las plañideras informativas habituales pongan el acento en cómo jugó el Barça y en destacar que fue el Barça más vulgar que ha pisado el Bernabéu, como coartada para esconder que, ante un Barça de ese presunto nivel, el Madrid fue absolutamente incapaz de generar peligro. Cero. Naderías. 'No Vini, no party'. Esta vez no hubo expulsión, ni penalti, ni gol polémico. Esta vez un equipo jugó a no equivocarse y el otro se equivocó desde el minuto 1 hasta el 95. Cosas veredes, amigo Sancho.

Insistir en que este fue el peor Barça que se ha visto en el Bernabéu no habla mal del Barça, sino del Madrid, que fue incapaz no sólo de ganarle, sino de tirar a puerta, aunque fuera una sola vez. Y eso no hay estilo que lo ampare, ni cuento chino que lo justifique, ni periodista teledirigido que lo compre. La verdad es que el fútbol es maravilloso porque se puede jugar de mil maneras diferentes y todas son legítimas. La realidad es que si esto es un espectáculo, muchos reclaman que además de ganar, hay que gustar. La conclusión es que, en el fútbol profesional, ganar no es lo más importante, es lo único. Y si un equipo no chuta a portería en 95 minutos, ganar es imposible. El Barça ganó a lo Simeone y a Xavi le seguirán cubriendo de chapapote moral como si fuera un deporte olímpico, pero la verdad no es triste, ni tiene remedio: En el fútbol profesional lo único importante es ganar. Ese fue el 'crímen intolerable' del Barça. Ganar cuando menos se esperaba, porque en la fiesta de Blas, algunos siempre llevan una copa de más. Por cierto, hablando de crímenes realmente intolerables en fútbol. Sin tirar a portería, es imposible ganar.

Rubén Uría

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