Dos homenajes y una familia

Griezmann
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Tributo al Athletic, actuación estelar de Griezmann y petición pública de Antoine

Ningún hijo elige a su padre, pero el Atlético de Madrid honró la memoria de su progenitor. Demostró ser un club orgulloso de sus raíces. Un buen hijo. Agradecido y elegante. En el Metropolitano se rindió tributo a los 125 años del Athletic. Hace años que la grada del Atleti pita al rival cuando la megafonía anuncia su once. Esta vez, no. Respeto. Además, ovación cerrada para Raúl García. A eso hubo que añadir aplausos para el Athletic, un pasillo de chavales con banderas, el reconocimiento a las peñas bilbaínas y la presencia de iconos que vistieron la camiseta de ambos equipos. Fue un homenaje sencillo, sentido y elegante para el Athletic Club. Y un gesto que honra a un hijo profundamente agradecido. Respeto.

El segundo homenaje fue el que el Metropolitano dispensó a Griezmann. Fue el único momento en el que hubo unanimidad en una grada que sigue entregada a un ambiente crispado y guerracivilista. Antoine se fue del terreno de juego, se llevó la ovación de la tribu y acabó con los últimos resquicios de rencor que pudieran quedar en las tripas del estadio. El francés, todocampista en la extensión más literal de esa palabra, arrancó el aplauso rendido de un público consciente de que Griezmann está donde quiere estar y se ha ganado el perdón a pulso, dentro y fuera del campo, porque el trabajo siempre paga. 

Bendecido con el don de la ubicuidad, Antoine completó una actuación conmovedora. En defensa regó el campo con su sudor, aportando compromiso, recuperaciones, quites, trabajo y coberturas. Alma de gregario. En ataque regaló pases en el último tercio, controles orientados, paredes, regates, conducciones y un gol donde mezcló velocidad y precisión. Si había debate con Antoine, ya no existe. Allí donde había rencor, ahora sólo existe perdón. Es un jugador de época. Leyenda viva del Atleti y mascarón de proa de Simeone, Antoine lleva 103 goles con la rojiblanca, ha superado a Torres y ya sólo tiene por delante a Gárate, Campos, Luis y Escudero. Palabras mayores. Coraje y corazón.

Fuera del campo, Antoine también batió la justa. Le preguntaron por el irrespirable ambiente del Metropolitano. En tiempos de reproches, de huelgas de animación y una crispación que no es ni medio normal, el francés apeló a la unidad de su gente. Siendo testigo de que la grada más caliente del fútbol español ahora parece un tanatorio revanchista donde se alternan cánticos esporádicos y pitos instantáneos, el soldado más fiel de Simeone no dudó en despachar el asunto. Sus palabras fueron tan precisas como su gol: 

Rubén Uría

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