Colo Colo muere en la orilla descontrolado y menos inteligente que Boca
Desde el Estadio Monumental
Colo Colo tenía una prueba de fuego para demostrar de qué está hecho y si bien dejó sensaciones positivas -aunque aisladas- recibió golpes fuertes de un Boca mejor armado y tendrá que remar desde atrás para conseguir su ansiada plaza en los octavos de final de la Copa Libertadores.
Resumen de goles - Minuto a minuto
El Popular no solo terminó derrotado frente a su gente por un campeón de siempre y animador habitual: después del par de goles jamás se acercó siquiera a arañar el resultado, la roja de Carlos Palacios le resultó fatal para sus pretensiones, y aquel esbozo de espíritu de lucha fue absolutamente opacado por el toque calmado de un visitante que se sintió demasiado cómodo primero gracias a la colección de atajadones de Chiquito Romero, que convenció en los momentos complicados de Almirón y compañía con sendas paradas del mundialista, la máxima figura de un primer lapso en el que los 24 mil presentes sintió que la caída por la mínima no se ajustaba al trámite.
Y tanto no se equivocaban en la lectura los forofos del monarca andino: Romero no solo atajó bastante, sino que Boca celebró a la primera pisando a su oposición con jerarquía y le dobló el medio diluyendo cada una de sus aventuras rumbo a la puerta del ex Manchester United.
Almirón puede celebrar la ductilidad de Advíncula, que tanto el peruano como Villa marcasen con la pierna cambiada, y que logró renovar sus piezas titulares a tiempo para que lleguen frescos al Superclásico con River. Del otro lado, Quinteros se va a lamentar la falta de variantes pero lo presentado no llega ni a los talones de las expectativas.
Recién movió el banco el naturalizado boliviano cuando quedaban 7 minutos, Damián Pizarro nunca dejó de ser un náufrago y que el choque no terminara disputado habla demasiado de que el status no solo acomodaba a uno e incomodaba al otro, sino que ambos se sometieron al mismo y el ganador no estuvo en discusión. ¿Y el Colo? Nadó hasta la orilla para morir descontrolado a la vez que el gigante argentino rió fuerte merced a la inteligencia.