Hay euforia en Barcelona con Lamine Yamal, el adolescente que empieza a deslumbrar en los primeros partidos de LaLiga 2023-24. Brilló en La Cerámica, pero ya venía de hacerlo en la pretemporada. Titular en los últimos dos compromisos del primer equipo, el chico de apenas 16 años está haciendo que sólo se hable de él en Can Barça.
La temporada pasada jugó en el Juvenil A azulgrana de Oscar López y, compitiendo con chavales tres años mayores que él, sus cualidades no pasaron inadvertidas. Las redes también hicieron lo suyo para que se hable de su juego: se está ante lo que se suele llamar 'un jugón', y sus acciones se han viralizado. Su repertorio es altamente vistoso pero no se pierde en adornos, es un jugador efectivo que pone su técnica individual al servicio del equipo para traducirla en goles y asistencias.
Nacido en Esplugas de Llobregat (España), de padre marroquí y madre ecuatoguineana, Lamine tiene un amplio repertorio de regates y parece imparable en el uno contra uno. Todo esto ha hecho que en el Barça se le considere una gran apuesta de futuro. Sólo así se explica que se haya saltado varios escalones y esté jugando en el primer equipo cuando, por edad, aún debería jugar en el Cadete. En ese salto, arriesgado, le está ayudando su evolución física, que unida a su técnica, que esa la trae de fábrica, le permite exhibirse Primera.
Yamal se ha venido desenvolviendo en la banda derecha buscando en muchas ocasiones su poderoso disparo a puerta pero su crecimiento, físico y futbolístico, apuntan hacia otras posibilidades de futuro por todo el frente de ataque. Hay mil factores que marcarán su futuro, pero en Lamine hay madera de gran jugador. En sus manos, las de su entorno, en sus técnicos y también en la suerte, está que lo que hoy es un proyecto ilusionante de futbolista se convierta en realidad. De momento, va por el buen camino. Ahora, ¿quién lo frena?