"Diez negritos"

Peter Lim Valencia
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Peter Lim decide fichar como nuevo entrenador a Rubén Baraja

Como si fuera una novela de Agatha Christie. En la silla eléctrica de Peter Lim, todo cambia para que nada cambie: los entrenadores caen, uno a uno, como en la trama de ‘Diez Negritos’. Nuno, Voro, Gary Neville, Pako Ayestarán, Voro, Prandelli, Voro, Marcelino, Celades, Voro, Javi Gracia, Voro, Bordalás, Gattuso, Voro y por San Valentín, Rubén Baraja. Con el club rozando la quiebra, dificultades para pagar las fichas, el equipo destrozado y la afición gritándole a quien quiera escuchar que no merecen una propiedad tan siniestra, asoma el precipicio a Segunda. ¿Baraja? Es el escudo humano que el máximo accionista necesita. Es ídolo, conoce la casa, tiene el afecto de la gente y sangró por esa camiseta. Si sale bien, medalla al mérito para Peter. Si sale mal, leyenda quemada. A lo bonzo. Sigan.  

¿Baraja salvará al Valencia? Es posible, pero la lógica invita a pensar que no. Primero, porque el problema del Valencia jamás ha sido de banquillo, sino de gestión. Segundo, porque los que firman a Baraja son los mismos que filtraron que confiaban en Gattuso y al día siguiente se fue el italiano, y los mismos que filtraron que Voro acabaría la temporada y un partido después buscaban sustituto. Y tercero, porque esto es una nueva patada a seguir de Lim, como en rugby, para que el ruido cese. Para que el pueblo no siga saliendo a la calle, para que el personal se calme, para que las radios no sigan hablando, para que las televisiones no muestren lo que no quieren que sea vea y para que las aguas fecales vuelvan a su cauce. 'Meriton' tiembla. El partido de la calle ya lo han perdido. Por goleada. La gente no les quiere y se han unido para echarles. Faltan por unirse a la causa los políticos y los ex jugadores, que ahora es cuando tienen que ser valencianistas de verdad.

Suerte para Rubén. La va a necesitar. Baraja juega la baza de la afición, pero el personal sabe que no hay leyenda que valga si el que reparte es Peter Lim. Mientras el ‘croupier’ de Singapur, a control remoto, siga sacando ases de la manga, el Valencia tendrá todas las cartas para irse a Segunda. Baraja, salvo aclaración del club, firma por cuatro meses y medio. La mitad de un embarazo. Puerta grande o enfermería. Ahora falta que alguien le aclare a la gente si, en caso de salvar al Valencia del descenso, renovará su contrato de manera automática o no. Sería el colmo de la indecencia salvar al equipo y, una vez logrado el objetivo, no seguir. Baraja es el nuevo árbol que planta Peter. El bosque es ‘Meriton’.

Rubén Uría

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