Milímetros y frames
De los creadores de ‘si no eres de ningún equipo, hazte del Madrid y serás más feliz’ y ‘ si quieres ganar la Champions, ya sabes lo que tienes que hacer’, llega un nuevo ‘hit’ para seguir tocando las palmas, aunque no suene la música. Caminante no hay camino, se hace camino al andar. ‘A un milímetro’, dicen. Al andar se hace el camino y al volver la vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. ‘El victimismo es de equipo pequeño’, presumían y nos decían. La penúltima de los cagalindes, que amparados en la coartada del ‘caso Negreira’ (una golfada ética cuyos presuntos delitos aún deben ser probados), ya no esconden sus ansias de alegría, es tan burda como patética. Si se quejan otros clubes, es de equipo pequeño. Si se queja el del color que interesa, se escandalizan y desatan una cruzada infantil. El niño de ‘El Sexto Sentido’, en ocasiones, veía muertos. Ellos, en ocasiones, ven ‘frames’. Golpe a golpe, verso a verso. Frame a frame.
Si los demás lloran y se quejan por sentirse perjudicados, merecen escarnio, se les tacha de acomplejados y se les dice que quieren tapar sus fracasos culpando al empedrado. Si el que balbucea y patalea es el equipo que interesa, esos gases verbales no huelen y son legítimos, por obra y gracia de los tragasantos. Es la cultura del ‘agradaor’. Del teleñeco que disfruta insultando la inteligencia ajena. Los ‘agradaores’ tienen vocación solícita y lomo flexible, son una especie cada vez más dominante y presumen de formar parte de un periodismo deportivo que no combate al poder, sino que le aplaude. Son como setas. Crecen en cualquier metro cuadrado donde reine, gobierne o administre un poder al que temen y con el que muestran una sumisión incondicional. 'Agradaores'. Con Negreira les ha tocado la lotería. Se prueben los delitos o no. Les han dado munición para veinte años y son felices en su cloaca.
Su protocolo de actuación: Si el que conviene gana, todo está limpio, como una patena, incluso cuando es ilegal. Si ganan otros, todo está sucio, como una pocilga, incluso cuando es legal. Cuando uno se compra un perro, no debe ladrar. Para eso está el perro. Mejor perder decencia que audiencia. ‘Vergüenza’, dicen los que no la conocen. ‘Escándalo’, dicen los que no se creen las líneas del VAR y tampoco a Nacho Tellado, el arquitecto que ha demostrado que el fuera de juego era aún más claro. ‘El fútbol está manchado’, dicen los que manchan el periodismo. ‘Nadie cree en esto’, dicen los que sí creen cuando ganan, legal o ilegalmente. ‘Frame a frame’, dicen los que retuercen imágenes, pero jamás audios. ‘Fuera de juego semiautómatico’, dicen los que pedían el VAR y ahora se lo quieren cargar. ‘A un milímetro’, dicen los que ven esta Liga a kilómetros. Pío Baroja decía que el hombre está un milímetro por encima del mono y cuando no, un centímetro por debajo del cerdo.
Rubén Uría