El Barcelona de Xavi, un cuento de intenciones, filosofías y realidades
Por Juan Manuel López
La teoría y la práctica, desde el principio de los tiempos, se separan más veces de las que se juntan. Uno, a veces, puede tener una intención que se grita y se resalta, puede ser abanderado de una filosofía, pero la realidad acostumbra a aparecer para romper estructuras y, al cabo, dar sentencias. Y el Barcelona de Xavi se está dando cuenta del poder de lo real…
Hay un dato que no se puede soslayar: en la victoria frente al Real Madrid por 0 a 1, correspondiente al juego de ida de las semifinales de la Copa del Rey, el equipo azulgrana tuvo la peor posesión de balón (35.6%) en un partido oficial desde que Guardiola llegó al club catalán en 2008. Desde aquel entonces, ya se jugaron 861 partidos oficiales. Y por el banquillo, después de Pep, pasaron también Tito Vilanova, Martino, Luis Enrique, Valverde, Setién, Koeman y Sergi Barjuan (interino, tres partidos).
¿Y el discurso de Xavi? El entrenador catalán, desde que se hizo cargo de la plantilla, fomentó siempre el ataque de su equipo, pero, en lo exhibido hasta el momento, se está destacando principalmente en la defensa. Vaya paradoja: cuanto más realza sus intenciones ofensivas en los micrófonos, más brillan las defensivas en el terreno (el Madrid tuvo cero disparos a puerta en la primera semifinal de la Copa).
Así se ve claramente también en LaLiga. En los primeros 19 partidos del certamen, el conjunto azulgrana terminó con 14 porterías a cero y siete goles en contra. La estadística asombra, es cierto, pero hasta parece una utopía si se la compara con las primeras ruedas de las temporadas anteriores: 22 goles recibidos en la 2021-2022, 17 en la 2020-2021, 23 en la 2019-2020 y 20 en la 2018-2019.
“Yo me pregunto: ¿cómo defiendo mejor? Dame el balón. El contrario ya no te puede atacar. Te tiene que robar el balón primero. Y si encima te lo roba y está a 70 ó 80 metros de tu portería, entonces la conclusión es clara”, declaró Xavi, explicando su fórmula, cuando todavía no era entrenador culé.
Del dicho al hecho, a veces, hay un largo trecho…